Fiesta de fin de año I

El viernes al mediodía me fui de la empresa. Quería tener tiempo de prepararme y de dormir un rato.


Pero no pude... Estaba nerviosa, ansiosa, aterrorizada de lo que podía pasar a la noche. No sólo con mi súbdito, sino con la fiesta en general.


Me di un baño con sales para relajarme, el teléfono no paraba de sonar... pero no me iba a tomar la molestia de salir de la bañera para contestar.


Me depilé con una paciencia extrema.


Me pinté las uñas de un rojo intenso, me las despinté porque me parecía demasiado... me las volví a pintar.


Me tiré a mirar televisión... algo me tenía que tranquilizar... una novela latina de la tarde me dio sueñito.
Justito me estaba quedando dormida cuando llegó la española. Y no estaba sola. Para mi sorpresa, tampoco era el vecinito quien la acompañaba... era otro hombre que la desvestía sólo con la mirada.


"Uh! no sabía que ibas a venir temprano... ya nos vamos así no te molestamos". Se preparó un té verde, un café para él... se tomaron todo su tiempo y se fueron casi 2 horas después...

Mientras tanto empecé a reflexionar sobre el uso de mi departamento durante mi jornada laboral. La española se queda hasta fin de año... son muchos días y, por lo que veo, muchos hombres...


Ya no me quedaba tiempo de nada...


Empecé a cambiarme.


Cuando ya estaba casi lista, me serví una copa de vino tinto.


Timbre.


El vecinito buscaba a la española. Le dije que no estaba y lo invité a pasar. Odio que quede vino en la botella, así que él podía hacerse cargo de ese resto.


Empezamos a hablar y me di cuenta de que estaba enamoradísimo de mi amiga. Me lamenté por él.


Lista para despedirnos, una desincronización en el saludo terminó con mi media copa de vino en mi vestido.


Creo que una de las peores cosas que te pueden pasar como mujer es esa: estás divina y lista, se te derrama el vino en el vestido, teniendo que replantear tu vestuario completo, color de uñas, maquillaje y peinado... todo!


Resultado: Llegué tarde (y de pésimo humor) a la fiesta que yo misma había planificado.


Mi terapeuta me hubiera dicho que no era para tanto...