Fiesta de fin de año III

Casi inmediatamente después del video, empezaron a sonar los "bailables"... desde un rock de Elvis hasta un "clásico" de Pocho la Pantera, todos estábamos obligados a bailar...


Quienes se quedaban en la mesa eran empujados por personas como la Pasante Culona a la pista... hasta un flaco de cobranzas que estaba con muletas tuvo que moverse al ritmo de la música... Nadie se salvaba.


Cuando empezaba a disfrutar del ritual, apareció mi súbdito y, como era de esperarse me sacó a bailar... pero la tanda terminó 15 segundos después... mala puntería.


Parecía que Lilis no era la única que había apostado algo sobre nosotros... estábamos hablando de la nada misma y todo el mundo nos clavaba la mirada... que lo miren a él lo entiendo, es un hombre extremadamente llamativo... pero las mujeres también me observaban en detalle a mí. Casi que las oía gruñir.


Nos sentamos a comer, pero el súbdito y yo estábamos en mesas separadas. Igualmente estaba fuertemente custodiado por la Culoncita. A mí me había tocado la mesa del Empresario Azul (y otros adinerados y sus respectivas mujeres).
Un viudo cincuentón y yo éramos los únicos solteros de la mesa. Cada tanto me clavaba la mirada.


Temas como política, religión, economía y números de marketing formaban parte de la interesantísima charla. Si no era la mesa más aburrida de todo el lugar, lo lamentaba por los que ocuparan una peor.


Copa de vino va, copa de vino viene. Llega la nueva tanda de baile... ahí sí mi esclavo se ocupó de llevarme a la pista. De un momento a otro, me dijo al oído "seguime". Dudé... pero lo acompañé


Me llevó a un lugar muy escondido y oscuro. Me empezó a besar. Las luces se encendieron y una estampida de mozos apareció con los platos sucios. Una chica, torpe en extremo, me ensució el vestido.


Era la segunda vez en la noche. ¿Podía tener tanta mala suerte?

Pensé en irme instantáneamente. Pero él estaba ahí, expectante.


Recordé que en la cartera tenía un prendedor que antes de llegar había decidido quitarme porque "no combinaba", pero definitivamente quedaba mejor que un lamparón de mayonesa.


Volvimos al salón. Era tan obvio que me daba bronca, así que le dije que fuera yendo y yo me di una escapada al baño, para ver cómo había quedado mi vestido y pintarme los labios. Esperé en el baño unos minutos para intentar disimular algo. Entonces entró la esposa, la del empresario azul... se retocó el maquillaje y me dijo "no te creas que soy tonta, me hago la tonta... pero no lo soy". Le dije un "no tengo idea de qué me hablás" y la dejé hablando sola. Se cree que a ella sola la toman de estúpida?? pero por favoor!!!


Cuando llegué, ya estaban sirviendo la mesa dulce... después de eso la fiesta se convertía en boliche. Momento ideal para irme.


Le pregunté a mi súbdito qué iba a hacer. Me respondió que se estaba yendo a la casa y que si me quería ir con él... Le dije que sí y nos subimos a un taxi.