Fin de semana

De la fiesta, nos fuimos a su casa, claro. No iba a arriesgarme a ser interrumpidos por la española, el vecinito o algún macho-man que estuviera buscando a mi amiga.


El taxista había tenido que tolerar el sonido de los besos, susurros y risas tímidas. Odio eso. Pobre tipo.


Cuando llegamos me di cuenta que mi súbdito vive a 5 cuadras de mi casa. Pensé "no quiero que mi novio viva tan cerca". ¿Novio? ¿Por qué estaba pensando en noviazgo???


Entré en pánico.


Entramos a su departamento y me sentí dentro de una revista de decoración. Todo perfecto e impecable. O este chico tiene mucama, o tiene una seria fijación anal.


Me preguntó "¿qué querés tomar?". Le respondí de una manera muy boluda... pero estaba nerviosa... "sorprendeme", le dije (qué salame!)


Me preparó un trago con Baileys y no sé qué más, que me hizo perder la timidez casi instantáneamente. La tiene tan clara!!!


Horas después me preparaba el desayuno y me lo llevaba a la cama, junto a una entrada al Personal Fest "¿querés venir?". "Claro, pero sólo si me das tiempo a pasar por casa antes"


Nos quedamos en su casa hasta las 16, que fuimos caminando a la mía.


Cuando llegamos, estaban mi vecinito y la española semi desnudos, despeinados y casi borrachos de acá para allá. Al día siguiente le iba a tener que poner los puntos. Pero pasé todo el fin de semana con él y no hubo chance de hablar con ella, él era más importante que la cuasi destrucción de mi departamento.


El domingo llegué tarde y la española no estaba. Mi hogar estaba limpito y en perfecto estado, como si ella nunca hubiera pasado. Supuse que se había dado cuenta de que estaba haciendo las cosas mal y quiso pedirme disculpas hasta comprando plantas nuevas para mi balcón.


El lunes me levanté y me fui a trabajar con una sonrisa de oreja a oreja. Los pajaritos cantaban. El Negro Oro sonaba en la radio de mi chofer y casi ni me importaba. Los halagos a la nueva presidenta se escuchaban en todas partes y no me molestaba. Estaba feliz.


Estoy feliz.


En la empresa es muy difícil concentrarme en lo que tengo que hacer... desde mi oficina, sentada en mi escritorio no puedo parar de mirar la espalda de mi súbdito, que cada tanto se da vuelta y me espía.


La pasante culona ni se da cuenta. Está en la suya porque el viernes no sé bien qué papelonazo se mandó en la fiesta... supongo que alguien va a ocuparse de contármelo.


Mi terapeuta me aconsejó que calmara mi ansiedad. Me dijo una frase robada de algún lado que sonaba algo así "el amor es un postre, al principio te encanta pero se termina rápido". Pesimistas si las hay, me dejó con la boca abierta y el ceño fruncido.