Sin aire

El otro día el aire de la empresa dejó de funcionar. Ya a las 12 estaban todos sudorosos y malolientes.


Hablé con mi equipo y acomodamos las prioridades de hoy para poder irnos, y dejar todo para mañana.


Como había ciertas urgencias, me fui con mi compu (me dieron una Notebook) al bar de la esquina. Donde trabajé toda la tarde con mi súbdito (también le dieron una... y mejor que la mía!) en un fresco ambiente.


A eso de las 17 apareció La Nuevita (ya no es nueva, pero como no la tolero no le puedo encontrar otro nombre) toda chivada. El del box de al lado la había esperado en el mismo bar, pero en una mesa más alejada y lejos nuestro. El Capo había dado la orden de que todo el personal se fuera a casa, previa autorización de su superior directo (yo ya había decidido por mi gente). Pero la nuevita debía quedarse por ser recepcionista y telefonista de la empresa toda (aunque quisiera, yo no podría hacer nada). Su cara de odio hacia mi persona, fue similar a la de Hulk.

Quince minutos después se sentó con nosotros, muy sorpresivamente, la pasante culona.


Todos los mozos la conocía por nombre y le sonreían. Gracias a su presencia nos regalaron una ronda de cervezas artesanales.


Lejos de enriquecer nuestra tarde de ideas para la empresa (para variar, el súbdito y yo estábamos iluminados, e hicimos cosas productivas que no fueran besarnos y tocarnos), la culoncita no paró de interrogar a mi súbdito. Que cuántas novias tuvo en su vida, si tiene hijos, planes para casarse algún día, si vive solo, si alquila o tiene una casa propia, cómo se ve en 5 años... etcétera, etcétera, etcétera...

Después de semejante cambio de aire, cada uno a su casa (en subte, porque mi chofer se tomó el día... si mañana aparece bronceado es porque se quedó en su casa estrenando la pelopincho que compró para la familia).


Llegué a casa. No había luz. La Española me esperaba para improvisar alguna salida CONMIGO. Increíble. Nos fuimos por ahí a tomar algo fresco. En algún lugar fresco.


Después me dijo algo que me dejó sin aire. Se iba a quedar a vivir en Buenos Aires. Me encanta! Peeeeerooooo me preguntó si me molestaba que se quedara en mi casa hasta que consiguiera un departamento propio. Claro que no, le dije... después de todo es mi amiga. Compartimos todo como si fuéramos hermanas (hasta los chiches!)